Anticipación negativa en niños con altas capacidades: soluciones prácticas.
En los niños con alta sensibilidad (PAS) y aquellos con altas capacidades, o cuando ambas condiciones coexisten, es común observar un fenómeno característico: la tendencia a anticipar el futuro de manera intensa. Su mente trabaja constantemente evaluando posibles escenarios futuros, lo que puede llevar a preocupaciones excesivas y angustia. Este sobrepensamiento puede afectar tanto su bienestar emocional como su rendimiento académico y social.
¿Por qué ocurre esta anticipación angustiante?
La alta sensibilidad, que afecta a aproximadamente el 20% de la población, está relacionada con una mayor profundidad en el procesamiento de la información. Los niños altamente sensibles perciben más estímulos a su alrededor, los procesan con mayor detalle y tienden a reflexionar sobre las consecuencias potenciales de cada situación. Esto, combinado con una gran capacidad intelectual, hace que estos niños puedan prever no solo lo que es inmediato, sino también escenarios más complejos y a largo plazo.
Para los niños con altas capacidades, su capacidad cognitiva avanzada les permite crear conexiones rápidas y profundas entre los hechos que observan, llevándolos a predecir una amplia gama de resultados posibles, algunos de los cuales pueden ser negativos o angustiantes. Por ejemplo, un comentario aparentemente trivial sobre una evaluación en la escuela puede desencadenar una cadena de pensamientos sobre la posibilidad de fracaso, castigos o decepciones.
Esta capacidad de anticipar tiene raíces evolutivas, ya que prever peligros potenciales ayudó a los seres humanos a sobrevivir. Sin embargo, en el contexto actual, donde los peligros no son tan inmediatos, esta tendencia puede convertirse en una fuente de ansiedad constante.
Los efectos de la anticipación negativa
Para los niños con estas características, el sobrepensamiento hacia escenarios futuros angustiantes puede traducirse en una sensación constante de amenaza. Algunos ejemplos de pensamientos comunes incluyen: «¿Qué pasa si me suspenden?», «¿Y si mis padres tienen un accidente?», o «¿Qué sucederá si no soy perfecto en todo lo que hago?». Estos pensamientos generan una gran carga emocional, que se refleja en síntomas como:
- Ansiedad elevada
- Problemas para dormir o pesadillas
- Dificultades para concentrarse
- Evitación de situaciones que consideran potencialmente peligrosas o incómodas
- Fatiga mental y emocional debido al constante procesamiento de información
¿Cómo podemos ayudarles?
Anticipación negativa en niños con altas capacidades: soluciones prácticas
Afortunadamente, existen varias estrategias y técnicas que pueden ayudar a estos niños a gestionar su tendencia a anticipar escenarios negativos y aliviar la angustia que esto les provoca:
Crear un espacio seguro para hablar de sus preocupaciones
Es importante que los niños sepan que está bien hablar de sus miedos y preocupaciones. No debemos minimizar sus sentimientos ni intentar racionalizarlos con frases como «no va a pasar». En lugar de eso, ofrezcamos un espacio de validación donde puedan expresar lo que sienten, mientras les guiamos para que se enfoquen en soluciones o en aspectos que puedan controlar.
Introducir técnicas de mindfulness y respiración
El mindfulness es una herramienta valiosa para que los niños se anclen en el presente y dejen de preocuparse por el futuro. Ejercicios sencillos, como centrar la atención en la respiración o en las sensaciones del cuerpo, pueden ayudar a reducir el sobrepensamiento. La práctica diaria de respiración profunda o visualización guiada puede enseñarles a calmar su sistema nervioso cuando se sientan abrumados por pensamientos futuros.
La técnica de la «probabilidad real»
Esta técnica consiste en ayudar al niño a evaluar la probabilidad real de que suceda el escenario que teme. Podemos preguntarle: «¿Cuántas veces ha sucedido esto en el pasado?», o «¿Qué tan probable es realmente que esto ocurra?». Ayudar a los niños a poner sus preocupaciones en perspectiva puede reducir la ansiedad que sienten al imaginar el peor de los casos.
Desarrollar el concepto de «planes de acción»
Cuando los niños anticipan situaciones difíciles, podemos ayudarlos a desarrollar un plan de acción concreto. Por ejemplo, si temen suspender un examen, podemos guiarlos para que piensen en formas de prepararse mejor o en qué podrían hacer si esto ocurriera. La creación de estos planes ayuda a reducir la sensación de impotencia, dándoles herramientas prácticas y devolviéndoles la sensación de control.
Establecer límites para el tiempo de preocupación
Una técnica útil es asignar un «tiempo de preocupación» específico, por ejemplo, veinte minutos al día. Durante ese tiempo, el niño puede expresar todas las preocupaciones que tenga, pero una vez que el tiempo termina, se anima a dejar de pensar en esos temas. Este ejercicio les enseña a manejar mejor el tiempo que dedican al sobrepensamiento y a no permitir que ocupe todo su día.
Enseñar la reestructuración cognitiva
La reestructuración cognitiva es una técnica que puede ayudarles a cambiar la manera en que piensan sobre sus preocupaciones. Se les enseña a identificar pensamientos distorsionados o catastróficos y a reemplazarlos por pensamientos más equilibrados. Por ejemplo, si un niño piensa: «Voy a suspender y nunca podré pasar de curso», podemos ayudarle a reformular esto con una idea más realista: «Si estudio y me esfuerzo, tengo buenas probabilidades de aprobar. Y si no lo hago, siempre habrá otras oportunidades».
Modelar la calma y la regulación emocional
Los niños observan cómo los adultos cercanos gestionan el estrés y las preocupaciones. Es fundamental que los padres y educadores modelen conductas de regulación emocional saludable, como la auto-compasión, el autocuidado y la capacidad de manejar la incertidumbre con calma. Al observar estos ejemplos, los niños aprenden a integrar estos recursos en su propia vida.
Conclusión
La anticipación de escenarios futuros es una característica intrínseca en muchos niños con alta sensibilidad y altas capacidades. Si bien esta capacidad les permite estar preparados, también puede generar un malestar significativo cuando se centra en aspectos negativos. Al proporcionarles herramientas prácticas y apoyo emocional, podemos ayudarles a equilibrar su tendencia natural a la anticipación y enseñarles a vivir con más calma y confianza en el presente.
Es un proceso gradual, pero con paciencia y las estrategias adecuadas, estos niños pueden aprender a gestionar mejor sus pensamientos y emociones, y a vivir de una manera más plena y menos angustiante.
Si sientes que necesitas más apoyo para lograr que tu hijo/a pueda gestionar mejor estas emociones, contáctame